jueves, 17 de septiembre de 2009

Asilah y Tanger

La lluvia que nos acompañó los 200 primeros kilómetros cesa para dejar un tiempo maravilloso. Y al fin y al cabo, el traje de agua no es tan horrible si no llevas nada debajo.

La medina de Asilah es pequeñita, pero muy acogedora y cuidada. Los vehículos a motor están prohibidos en su interior.

Aparcamos fuera en un párking vigilado.

La moto de Hulk es la única máquina rodante dentro de la medina, nuestros caseros se encargaron de negociar lo que debíamos untar al guardián de la barrera para que así fuera.


Dejamos los equipajes después de negociar el precio duramente. Por 300 dirhams tenemos una casa de dos pisos y azotea para nosotros solos.

Cada año se celebra aquí un concurso de pintadas en la pared.
Casa Pepe y el otro restaurante famoso - y frecuentado en su tiempo por Carmina - están cerrados, pero nos queda el Sevilla, donde cenamos de muerte después de que las sirenas que parecen de aviso de bombardeo anunciaran el Fin de Ramadán por hoy.

Nuestra azotea, con preciosas vistas, linda con una escuela, por la mañana los nenes cantan antes de entrar, una lástima que mi cámara no capte el audio.


Fué allí donde surgió el chiste: la mujer pide, si va a morir lapidada, que sea foll****. Dice el maño: - porque al otro algún tusazo le caerá!
Me da penita abandonar esta ciudad, tiene un encanto especial, además es aquí donde conozco a Linda, una monita venida de los bosques de Ifrane. Curiosamente no olía mal.

Chisar, su hermana y Mohamed Amin, me hacen pensar en el futuro de este precioso pais. Quiera Alá que sea prospero, felíz y en paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario